Como suele ocurrir con la mayoría de fiestas cristianas, la Pascua tiene sus raíces en época pagana. La llegada de la primavera después del duro invierno es celebrada en prácticamente todas las culturas, normalmente relacionándola con divinidades de la fertilidad, pues supone el renacer de la tierra con el que vuelve a despertar la vida.Para los cristianos, la Pascua marca una de las festividades más importantes, ya que es el día en el que se conmemora la resurrección de Jesús tras haber sido crucificado; se mantiene por tanto el paralelismo con el sentido de “renacer”. Las distintas ramas del cristianismo celebran de formas diferentes el domingo de Pascua, pero es curiosa la forma en la que elementos comunes los huevos decorados o el conejo de chocolate parecen haberse extendido por todo el planeta.El conejo, y también la liebre, es un animal que siempre se ha relacionado con la fecundidad, probablemente debido a su capacidad de procreación. El fin del invierno marca también la época de cría de los conejos, que se multiplican con facilidad. Así, los conejos se relacionan desde muchos siglos atrás con la fertilidad, y esta simbología la absorbió el folclore cristiano.
Y, ¿por qué los conejos de chocolate suelen estar huecos? La pregunta puede parecer algo tonta, pero cuando eres un niño devorador de chocolate la verdad es que supone un chasco hincarle el diente a un gran conejo de cacao y descubrir que está vacío por dentro. Hay quien incluso afirma que ese desengaño es bueno para que los niños se vayan acostumbrando a las decepciones de la vida.Uno de los motivos se relaciona con las décadas convulsas de principios del siglo XX, especialmente con la Segunda Guerra Mundial, que dejaron a Europa y Estados Unidos con problemas económicos y de abastecimiento de muchos productos. En años de penurias, el chocolate no era una prioridad, así que cuando comenzó a recuperarse el mercado se impusieron las figuras huecas para ahorrar costes.Es evidente que una figura de chocolate que está vacía por dentro supone un gran ahorro para el fabricante, y aunque hoy en día también se pueden encontrar conejos macizos, predominan los huecos. Más allá del mero ahorro, las compañías y los chocolateros artesanos defienden las figuras huecas ya que permiten utilizar chocolate de mayor calidad, y también resultan mucho más agradables para el consumidor.Como consumidora de conejos de chocolate desde mi tierna infancia, tengo que darles la razón. A pesar de que siendo una niña no podía evitar la decepción al morder las orejas al conejito de turno y encontrarme la nada interna, las figuras huecas son más fácil de morder, tienen una textura más agradable y normalmente mucho más sabor. Y vosotros, ¿también seguís la moda de los conejos de chocolate?
¿Cuándo se vistió el conejo de Pascua de chocolate? Parece ser que la costumbre de convertir al simbólico animal en un dulce capricho se originó en el siglo XIX, y aunque su creación no está del todo clara, sí sabemos que fue gracias a la iniciativa de pasteleros alemanes. Durante las primeras décadas del siglo, comenzó a extenderse por centroeuropa la moda de crear conejos con masas dulces, aunque finalmente se impondría el chocolate como material predilecto para tentar a los más golosos.La popularización del conejo de Pascua de chocolate no tardó en propagarse por Estados Unidos gracias a que los emigrantes europeos, mayoritariamente alemanes, trasladaron la costumbre al país americano, donde terminó por popularizarse. La tradición cuenta que el conejo llega durante la Pascua cargado de cestas con huevos de colores, caramelos y chocolates para los niños, que deben buscarlos por el jardín antes de darse el atracón dulce.
Y, ¿por qué los conejos de chocolate suelen estar huecos? La pregunta puede parecer algo tonta, pero cuando eres un niño devorador de chocolate la verdad es que supone un chasco hincarle el diente a un gran conejo de cacao y descubrir que está vacío por dentro. Hay quien incluso afirma que ese desengaño es bueno para que los niños se vayan acostumbrando a las decepciones de la vida.Uno de los motivos se relaciona con las décadas convulsas de principios del siglo XX, especialmente con la Segunda Guerra Mundial, que dejaron a Europa y Estados Unidos con problemas económicos y de abastecimiento de muchos productos. En años de penurias, el chocolate no era una prioridad, así que cuando comenzó a recuperarse el mercado se impusieron las figuras huecas para ahorrar costes.Es evidente que una figura de chocolate que está vacía por dentro supone un gran ahorro para el fabricante, y aunque hoy en día también se pueden encontrar conejos macizos, predominan los huecos. Más allá del mero ahorro, las compañías y los chocolateros artesanos defienden las figuras huecas ya que permiten utilizar chocolate de mayor calidad, y también resultan mucho más agradables para el consumidor.Como consumidora de conejos de chocolate desde mi tierna infancia, tengo que darles la razón. A pesar de que siendo una niña no podía evitar la decepción al morder las orejas al conejito de turno y encontrarme la nada interna, las figuras huecas son más fácil de morder, tienen una textura más agradable y normalmente mucho más sabor.
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